¿La mejor apuesta es casarse con una cristiana? ¡Difícilmente!

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Conversando con un amigo cristiano, éste defendía que dadas las circunstancias legales que rodean al matrimonio, la mejor apuesta es casarse con una MUJER CRISTIANA.

Hipotéticamente hablando, podría tener razón. Qué tan “buena apuesta” es, resulta ser otro tema que voy a analizar brevemente (porque el tema es muy amplio).

Las leyes de divorcio son básicamente un vestigio de épocas cuando la mujer no podía trabajar. Una época cuando el trabajo era manual y duro. Una época donde la mujer carecía de habilidades que le permitieran participar en el limitado mercado laboral. El hombre compensaba a la mujer por esto, dándole beneficios económicos y protección incluso tras finalizar el matrimonio. A cambio, ella le daba hijos.

Antes del capitalismo la vida era más dura y las oportunidades para mejorar escasas.

A medida que el desarrollo de la tecnología y el auge del Capitalismo abrieron nuevas formas de trabajo que no dependían de la fuerza bruta, la mujer se ha beneficiado de esos avances. Beneficios de los que astutamente se ha apropiado el Feminismo como logros suyos.  La mujer moderna es, hipotéticamente, libre de sostenerse a si misma y hasta tener una familia sin depender del proveedor masculino. Aunque las estadísticas también demuestran que no escogen a menudo ese camino.

Sin embargo, éste ANACRONISMO continúa en existencia y con más fuerza año con año a medida que la cultura ginocentrista se fortalece. La mujer se ha liberado de sus responsabilidades tradicionales culturales, al mismo tiempo que exige mantener las protecciones creadas en una época cuando no tenía muchas oportunidades.

El divorcio se defiende bajo la creencia que la mujer es la víctima, debido a que el hombre intenta cambiarle por otra mujer. Siempre el ginocentrismo busca ver a la mujer como un ser puro sin mala intenciones mientras los hombres son villanos, ¿Cierto?

VER>>  70% de las veces la Mujer pide el Divorcio.

Esto se demuestra falso al ver las estadísticas de razones de separación, donde los probl.mas económicos y tensiones familiares internas suelen estar a la orden. Las estadísticas muestran con absoluta certeza que alrededor del 70% de las veces la mujer solicitará el divorcio, con intereses económicos palpables.

También se comprueba a observarse que la estadística de DISMINUYE a medida que las mujeres envejecen, en lugar de AUMENTAR como supondria el mito de la mujer abandonada por otra más joven (que pasa, pero no tanto como supone el mito).

En este sentido, tener una mujer cristiana como compañera supondría una ventaja. Dado se supone se compromete con una persona con valores tradicionales similares, que honraría la promesa pactada ante una deidad superior.

No obstante, no es así.

Recuerden discípulos que en la corte de divorcio se pelean los bienes, no los sentimientos.

Mientras que las estadísticas de divorcio en parejas no cristianas ronda alrededor del 50% en los primeros 5 años de matrimonio, en una pareja cristiana ronda el 40%.

Vemos que estadísticamente, casarse con una cristiana proporciona una ligera mayor oportunidad de éxito marital. Pero no el suficiente para que valga la pena asumir un riesgo donde se te va la vida.Click To Tweet

AUNQUE mi amigo señala que, NUMERICAMENTE, sí beneficia. En efecto, le doy la razón en que hay un beneficio demostrable. No veo, sin embargo, un GRAN BENEFICIO que me incline a participar de una apuesta donde la diferencia es tan estrecha y las pérdidas tan altas.

Este margen de ventaja es tan útil como decir que saltando con un paracaídas secular se matan 5 de 10 veces, mientras con un paracaídas Cristiano “solamente” se matan 4 de 10 saltos. Y para colmos, entrarás a una religión que en el último medio siglo ha promovido activamente el manginismo del hombre. Donde tiene más autoridad en tu casa la figura del dirigente religioso que tú mismo.

VER>>  70% de las veces la Mujer pide el Divorcio.

Uno pensaría que como seres con acceso a dones racionales, es mejor opción dejar de saltar al vacío. La mejor decisión es no casarse.

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  • La clave no es casarse o no, sino tener hijos o no. Eso es lo que determina la posición de poder de la mujer en la negociación del divorcio y las pensiones de alimentos. Al menos en España, si no hay hijos de por medio, ni hay pensión alimenticia, ni se conceden pensiones compensatorias salvo que una de las partes, normalmente la mujer pero no necesariamente, quede en una situación económica claramente peor a la que disfrutaba antes y mientras ésta persista (siempre que no inicie una nueva relación de contenido “marital”).

    • depende del país, en latinoamérica en muchos lugares el solo hecho de vivir juntos por un par de años le da derechos a la mujer, incluso si era la amante

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