Richard Mason a sus 54 años descubrió que los tres hijos que educó durante 20 años no llevan su ADN. Una prueba médica le diagnosticó que nació con fibrosis quística. El diagnóstico significaba que era estéril de nacimiento, y que buena parte de su vida había sido construida sobre mentiras. Décadas de matrimonio. Fiestas de cumpleaños. Celebraciones navideñas. Noches de desvelos y carreras al médico.
El duro despertar a la realidad que sufrió este millonario [1], es el mismo trago amargo que sufren millones de hombres cada año. Y sin embargo, la estafa de paternidad no es considerado un crimen en ningún lugar del mundo.
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Supervivencia evolutiva.
Durante todo ese tiempo su esposa lo miró alegrarse, sufrir, llorar, luchar a brazo partido para dejar un futuro a sus hijos. Levantar un negocio que lo volvió millonario. Día tras día. Año tras año. Y sin problema, aprendió a vivir con la mentira, acondicionando su cerebro para vivir la mentira como la nueva verdad. ¿Se imaginan vivir décadas con una persona que te miente de esa manera? Amarla, y descubrir la verdad hasta que eres muy mayor.
Al descubrir la verdad, Richard expuso su caso en los medios periodísticos, ofreciendo una recompensa de US$320.00 por información sobre la identidad del verdadero padre de sus supuestos hijos. Su ex esposa siguió tratando de sostener la mentira, a pesar que sucesivas pruebas de ADN confirmaron la verdad. Sus hijos, adultos ahora, le dieron la espalda y decidieron no volver a verlo.
Aunque parezca increíble, las mujeres han sido dotadas por la evolución con una capacidad asombrosa para adaptarse y sobrevivir. Ya había hablado al respecto cuando comentaba sobre el destino de las mujeres alemanas al perder la II Guerra Mundial. Es una herramienta de supervivencia. En el balance, deben pesar la supervivencia de sus propios descendientes (una prerrogativa evolutiva) contra el sentido del honor y el deber con el hombre al que juraron votos de fidelidad.
Por eso, las historias de hombres víctimas de estafa parental no despiertan mucha simpatía entre el público femenino, quienes en su mayoría estarán más inclinadas a buscar justificaciones sobre la falta de moralidad y ética de la estafadora.
¡A fin de cuentas, mañana cada una de ellas podría estar enfrentando el mismo dilema!
Explosión de demandas por pruebas de paternidad.
Cada año 30 000 hombres ingleses realizan pruebas de paternidad en secreto [2]. La explosión en la demanda de las pruebas se ha visto impulsada por la facilidad con la que ahora se pueden obtener resultados de paternidad de ADN definitivos.
Por alrededor de £ 99 (US$121) pueden comprar en línea los kits de prueba que prometen resultados 100% precisos al día siguiente. Las pruebas son discretas, pues solo involucran muestras de hisopos tomados de las mejillas internas del padre y el niño, que luego se empaquetan y se envían a la empresa.
De esos 30 000 hombres, entre el 20% y 30% descubrirán que son víctimas de estafa de paternidad al día siguiente.
En 2018 nacieron en Reino Unido 730.918 niños. De cada 50 padres, 1 es víctima de estafa de paternidad según una investigación nacional de expertos en pruebas de ADN [3]. El Dr. Maarten Larmuseau, investigador del laboratorio de Biodiversidad de la Universidad de KU Leuven y autor principal del estudio, dijo que esta expectativa nació de la alta incidencia de infidelidad femenina en humanos (se estima que es de 5 a 27pc para personas menores de 30 años).
Aunque los investigadores esperaban que la tasa fuera más alta en realidad, admiten que necesitan más pruebas con el tiempo para poder trazar a su totaldiad el mapa genético de la estafa de paternidad en Inglaterra.
Hombre: cuida tu legado.
Es decir, de cada 10 hombres que se realizan la prueba 2 o 3 fueron vilmente estafados con una de los crímenes más crueles y que muestran la naturaleza psicópata de muchas mujeres, que son capaces de mentir durante décadas sin que les afecte en nada su conciencia.
¿Por qué los gobiernos no toman cartas en este tema? Las pruebas de paternidad deberían ser rutinarias, considerando la afectación de varias partes, el padre biológico que le roban disfrutar de la infancia de su hijo, el padre estafado que le roban años de su vida, y el niño que resulta inocente de toda la trama de su madre.
Al contrario, las pruebas de paternidad para el padre que tiene dudas usualmente tiene que costearlas él mismo. En cambio, la madre con solo su palabra, se da por válido que el hombre a quien señala que es el padre es el responsable. Ginocentrismo cultural, puro y duro señores.
Hombres, recuerden que ante la sociedad ustedes no tienen derechos reproductivos. Sus reclamos serán objeto de burla. Les dirán que su única opción es la esterilización voluntaria. Pero no acepten esas mentiras, no las repitan. Ustedes tienen derechos sobre su propio legado genético y primordialmente una obligación sobre el futuro de sus hijos y el futuro de tu persona en el futuro.
No esperes 20 años para saber la verdad, por más que creas que tienes un matrimonio perfecto. Hazte pronto la prueba de paternidad. Apoya la lucha masculinista por los derechos productivos del hombre y ayuda a difundir la conciencia.
Según Richard Dawkins (zoólogo y etólogo) en su libro “El gen egoísta”, la peor estafa genética es que un macho dilapide sus recursos en criar a la prole de otro macho.
Y no se equivoca el señor Dawkins, como de costumbre.
Ya si la decisión personal de un hombre es ejercer su derecho de paternidad al adoptar un hijo ajeno, que sea por convicción y no por coacción.
No es un buen negocio criar hijos de otros, fin.