Mentiras dulces al oído de la vanidad femenina son repetidas sin cesar por la cultura posmoderna, diciendo que son superiores a los hombres, más inteligentes, más fuertes mentalmente, más sabias, más resistentes y hasta moralmente superiores.
Nos dicen que la única razón por la que las mujeres no mejoran el mundo es porque el malvado Hombre no las ha dejado tomar el protagonismo.
¡BOOM! Llega una crisis mundial hecha a la medida para que las mujeres tomen el protagonismo, una enfermedad más contagiosa y letal para los hombres. ¿Pero qué hacen las mujeres? ¿Salir a dar el paso al frente y poner el pecho como no podrían hacerlo en una guerra?
¡NO! ¡Se apresuraron a pedir un plan de RESCATE a los malvados hombres! ¡Denme subvenciones! ¡Ayúdame a hacer el mercado! ¡Págame el transporte! ¿No ves que no puedo cargar con ese peso? ¡JAJAJAJA!
En Perú crearon un plan para enviar a las mujeres y hombres en días alternos a las calles. Durante el día de las mujeres había caos y hacinamiento en las calles. Claro, ella para hacer las compras necesita ayuda y otra compañera femenina para llevar todo lo que cargaría un solo hombre el día anterior.
Se excusan las feministas diciendo que el hecho de que las mujeres abarrotaran las calles es porque trabajan el doble, en cada y el trabajo. Es adorable la idea de que tengan un empleo donde te dejan hacer las compras del mercado en horario laboral.
Las industrias indispensables mantuvieron a sus hombres trabajando. Los números dicen que el CoVid-19 creó un gran desempleo en las mujeres, precisamente porque estaban en empleos prescindibles. Las mujeres que trabajan en puestos necesarios para la sociedad siguen al pie del cañón, especialmente en el área de salud donde su presencia es mayoritaria.
Lástima que esta oportunidad no le enseñará a la generación de vanidosas ególatras que a pesar de sus mitos de empoderamiento siguen dependientes de lo mal que llaman «Patriarcado»