El Derecho del hombre a la Autodeterminación de la Paternidad.

Uno de los puntos que señalé como cambios necesarios para lograr un contrato social, hay uno que levanta más la curiosidad y controversia: el (inexistente) Derecho del hombre a la Autodeterminación de la Paternidad.

Para entender este concepto es el equivalente a cuando una mujer expresa su desinterés de ejerce la maternidad y queda embarazada por cualquier motivo (fallo de anticonceptivo, irresponsabilidad, violación, etc) por lo que decide desistir de cumplir su rol materno.

A pesar de lo polémico que suena, es más común de lo que se quiere admitir y el personal de los Orfanatos y los “Refugios Seguros” donde las mujeres pueden abandonar a sus hijos recién nacidos con discresión pueden dar fe de ello.

Los Refugios Seguros son un testimonio impresionante de este derecho de las mujeres. Estas instituciones ni siquiera son invenciones posmodernas, sino que nacieron del mismo sistema tradicionalista, como un esfuerzo para impedir que las mujeres abortaran.

Pero más íntimamente, también es un hecho común y poco conversado públicamente la realidad de los hijos entregados a familiares. Mujeres que sin ningún interés en la maternidad, abandonaron a su progenie a manos de sus hermanas, sus madres o mejores amigas y que aparecen quizás al cabo de muchos años.

De hecho en la mayoría de países que una madre abandone a sus hijos no es un delito en sí mismo. Solamente es castigada judicialmente cuando ese abandono pone a los infantes en peligro.

En cambio el escenario para el hombre es opuesto. Si él desea hacerse cargo, el escenario más probable es que tenga que pelear la custodia contra los abuelos u otros familiares de la mujer. Una realidad ridícula, en una sociedad que no reconoce el derecho del hombre a la autodeterminación de la paternidad. Derecho que existía en el mismo código del Derecho Romano.

Por otra parte, el hombre sin interés en ejercer la paternidad puede ser coaccionado y hasta engañado mediante el Fraude de Concepción y la Estafa Parental.

De negarse, la sociedad lo tratará como basura por hacer exactamente lo mismo que hace una mujer impunenmente, alejarse de una paternidad no buscada.

La objeción principal de los tradicionalistas a este derecho negado al hombre es que van a aumentar los embarazos de mujeres y los hijos desprotegidos. Pintan un cuadro de terror con el fin de crear una reacción moralista, sin pensar que están colocando de nuevo a las mujeres en un papel pasivo de víctimas que no son quienes tienen el poder de escojer a sus parejas sexuales. Toda la responsabilidad es del hombre.

¿Acaso la actualidad es mejor? La actualidad del mercado sexual es que promueve la promuiscuidad femenina y el libertinaje sexual bajo el disfraz de la libertad y hasta se le da un rango de un derecho de la mujer.

Esta realidad nació como resultado de la invención de la pastilla anticonceptiva, sin meter de por medio ningún relato religioso, hay que admitir que dicha pastilla abrió los portillos a la sociedad moderna sexualizada.

Anterior a la pastilla, el mercado sexual era regulado por la inevitabilidad del embarazo. La mujer reprimía sus instintos hipergámicos hasta estar segura de haber obtenido a un hombre capaz y confiable.

En cambio en la época moderna se libera a la mujer de toda responsabilidad de sus decisiones. Incluso SE LE PREMIA cuando escoje mal a sus parejas sexuales y se embaraza o cuando estafa a un hombre mediante el fraude de concepción.

Negar este derecho a los hombres, que repito, ya tienen las mujeres no solo rompió con el poder de la Patria Potestad exclusivo de los hombres y reconocido desde tiempos antiguos (esto hay que recordárselo a los tradicionalistas que viven idealizando el pasado) sino que no evita que las mujeres sigan por el camino actual esperando que el Estado asuma sus responsabilidades.

Reconocer el derecho a la autodeterminación de la parternidad no solo es un acto de justicia para equilibrar un derecho que tienen las mujeres y robado a los hombres, sino que servirá de freno social al ginocentrismo.

Las mujeres tendrian nuevamente que asumir la responsabilidad de sus cuerpos, que hoy dejan de lado a pesar de la abundancia de métodos anticonceptivos pues saben que en el peor de los casos pueden obtener un reconocimiento social como madres y obtener una pensión alimenticia entre otros beneficios que los hombres colectivamente le proporcionan a través del Estado.

Por el otro sexo, dejaremos de tener tantos malos padres reproduciendo patrones negativos, serán los hombres verdaderamente comprometidos con la paternidad y el cuidado de sus hijos quienes acepten la responsabilidad.

En fin, es una conversación polémica para discutir entre mentes adultas dispuestas a analizar las múltiples aristas del contexto, así que las resentidas y luchonas favor de abstenerse de comentar.