68% de las violaciones a HOMBRES las agresoras fueron MUJERES.

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Según los datos extraídos de ‘The National Intimate Partner and Sexual Violence Survey‘, una estadística dirigida por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.

Si dejamos de centrarnos en la PENETRACIÓN y nos fijamos en otras formas de acoso, el porcentaje de asaltos sexuales protagonizados por mujeres es aún mayor.

El 79,2% de las víctimas masculinas refirió que su ataque lo había protagonizado una mujer.

Podemos leer esta cifra como una mancha en la reputación de inocencia de la mujeres, o como el fin de un tópico injusto contra las relaciones homosexuales.

Los hombres siguen arrastrando el prejuicio según el cual solo ellos son capaces de provocar ese sufrimiento a otros hombres.

Un 28% de incidentes de asalto sexual contra hombres y un 34,7% de las agresiones violentas hacia ellos fueron perpetradas por mujeres

Es posible que ahora vengan a la mente de muchos todas esas situaciones confusas, ambiguas, en que las culpas podrían parecer repartidas.

Igual que algunos insinúan que una falda corta o una invitación a casa es, de alguna forma, un atenuante para violar a una mujer, a otros les puede dar la sensación de que esos hombres que denuncian exageran.

Quizá ellos dieron señales confusas, quizá se podían defender y no lo hicieron, quizá querían pero se arrepintieron cuando ya había comenzado la relación sexual…

Pero las AGRESIONES no siempre son leves.

La siguiente fuente de consulta también tiene bastante credibilidad; se trata de la Encuesta de Crímenes Sexuales Nacional estadounidense, ‘National Crime Victimization Survey‘, que se encarga en concreto de los crímenes sexuales violentos.

Analizando los datos de esta encuesta de los años 2010 a 2013, los autores encontraron que un 28% de incidentes de asalto sexual contra hombres se achacaron a agresoras en solitario.

Hasta un 34,7% de las agresiones violentas contra hombres fueron perpretadas por mujeres.

VER>>  Mujeres tienden a ser las más violentas en la pareja.

Si el procedimiento ha sido objetivo y se han hecho bien las cuentas, nos queda mucho camino por recorrer para adaptarnos a esta realidad.

Hay un prejuicio extendido que es obviamente falso: que los hombres están siempre preparados para aprovechar cualquier oportunidad sexual

Una imagen mental prácticamente inevitable al pensar en esto es la de las violaciones a hombres en prisión, un tema que en la ficción hemos visto a menudo en tono de comedia.

La famosa pastilla de jabón en las duchas es una de las pocas imágenes que nos ofrecen los servicios de compra de fotos por internet al introducir “hombre violado”.

Pues bien, aquí los hallazgos de las investigaciones estadísticas son aún más impresionantes en relación al tópico.

Según datos del ‘Boureu of Justice Statistics under the Prison Rape Elimination‘, un organismo que trata de eliminar la violación en las cárceles americanas,  señala:

“los abusos sexuales cometidos por mujeres, tanto por las trabajadoras de prisiones como por las presas, son mucho mayores que los cometidos por hombres”.

Otro titular es que, siendo una presa, “es mucho más probable sufrir abusos sexuales de otra mujer que del personal masculino”. (Becket al., 2013).

Si optamos por no confiar de entrada en los testimonios de las víctimas, quizá demos más crédito a las declaraciones de los propios abusadores.

En un estudio de 2012 con datos del ‘U.S. Census Bureau‘, que analizaba los asaltos sexuales, se contó con una muestra de 43.000 adultos, hombres y mujeres, a los que se preguntó si alguna vez habían abusado sexualmente de alguien, obligándolo a tener relaciones contra su voluntad.

El 56,4% de los que contestaron que sí eran hombres. El 43,6 restante, cerca de la mitad de la muestra, eran mujeres.

¿Cómo puede ser entonces que se denuncien tan poco?

Por un lado, las víctimas de abusos sexuales en la infancia, niños y niñas, tienden a ocultar los asaltos cometidos por mujeres.

VER>>  Deconstruyendo el mito de la mujer no agresiva: un análisis feminista.

Lo perturbador que les resulta informar de un abuso por parte de una mujer puede hacer que digan que quien lo ha hecho ha sido un hombre, aunque no sea verdad.

Otro motivo es la hombría herida, relacionada con los “esterotipos de género”.

Hay un prejuicio extendido que es obviamente falso: que los hombres están siempre preparados para aprovechar cualquier oportunidad sexual.

Si una mujer acosa a un hombre, él puede interpretarlo después de una forma que encaje con esa idea preconcebida y negarse lo sucedido, viéndolo como un rito de paso del que debe enorgullecerse (Sgroi y Sargent, 1993).

Además, según van dejando atrás la infancia y entrando en la adolescencia, es común que se les culpe por los encuentros con mujeres adultas, desconfiando de cualquier versión que contradiga la tradicional.

Según este nuevo estudio, las mujeres pueden ser “manipuladoras, dominantes, e incluso violentas” en lo sexual y estar implicadas en “un amplio espectro de actos de abuso sexual”.

Lamentablemente las autoridades influenciadas tanto por los propios prejuicios sexuales como por el discurso unidireccional del feminismo, son incapaces de tomar las acciones para combatir esta discriminación.

SIN EMBARGO, tenemos el PODER nosotros para ayudar a cambiarlo. Por ejemplo dejando se reírnos de los casos de violación a menores por mujeres mayores o concientizando a otros al compartir textos como este.

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FUENTES:
Victimización sexual perpetrada por mujeres: los datos federales revelan una prevalencia sorprendente. //

Encuesta nacional sobre la pareja íntima y la violencia sexual //

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